Doe Run: Estado peruano avala más contaminación

Bienvenido el Plomo parece decir Doe Run (foto diario La Primera)

El estado peruano sigue tomando decisiones sin tomar en cuenta los costos humanitarios y hasta económicos de la contaminación por Plomo.

El caso de la Refinería de La Oroya es un claro ejemplo de cómo la "producción" y el "trabajo" de la gente está por encima de la salud. No se valora adecuadamente el sacrificio de los niños por estas irracionales decisiones.

El estado peruano, a través del Ministerio de Energía y Minas demostrando falta de información o sensibilidad, o ambas, y que solo le preocupa que Doe Run deje de litigar por el reconocimiento de la deuda que la empresa metalúrgica tiene con el estado: "La actitud de DRP es inexplicable, sobre todo porque obstaculiza los esfuerzos que viene realizando el Estado, en su condición de mayor acreedor en la Junta de Acreedores, lo cual podría afectar el pronto reinicio de las operaciones del Complejo Metalúrgico de La Oroya"

La paralización de la Refinería de La Oroya ha permitido bajar la concentración de plomo en sangre de los niños de La Oroya, esto no significa que estén curados si no que la fuente de contaminación actual ha bajado, lo cual no es la solución definitiva pero si un avance.

Se debe precisar que Doe Run tiene inversiones pendientes con el Estado por US$ 150 millones para la culminación del PAMA. Y hay que tomar en cuenta que el contrato de privatización exonera a Doe Run de responsabilidades ambientales mientras el PAMA este vigente. Ahí esta la trampita del contrato, si no se culmina el PAMA el estado debe responder por daños ambientales.

Pese ha las múltiples pruebas del daño irreparable que se ocasiona a los niños del plomo de La Oroya, el estado peruano prefiere sacrificar su futuro que exigir se cumplan las normas ambientales actuales, obviamente insuficientes, pero igual incumplidas, y que se formulen nuevas normas que efectivamente protejan a la población de La Oroya de la contaminación minera.

No hay ninguna garantía de que, en caso de que la fundición de Doe Run Perú vuelva a operar en La Oroya, se garantice no solo el trabajo sino también la salud de los oroyinos.

Ver aquí el video sobre La Oroya: El testimonio de Rosa Amaro. Oxfam América